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Oo Un mate :APLH: oO

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Galatea-DNegro's avatar
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–¿Es mi impresión o está más alto?

Martín coloreó sus mejillas como el niño que su visitante había conocido alguna vez. Este no hizo más que sonreír burlonamente, con un gesto que demarcaba una mezcla de ternura y reproche.

Argentina entonces carraspeó y, acomodándose la corbata, se acercó extendiéndole la mano como saludo.

–Bienvenido, Piaré-Guor.

El cacique la miró con una expresión bovina y luego lo miró a él; ambos casi enfrentados en la misma altura ya que sí, en efecto, la nación había crecido en el último año.

–¿Así es como me va a saludar?

–Es una formalidad– se defendió el rubio.

–Yo no quiero formalidades. Usted es mi nieto.

Pampa corrió de sus brazos el manto rojo que lo acompañó desde que tuvo conciencia de sí mismo, para tomar a Argentina en su abrazo y estrecharlo con una fuerza que le sacó el aliento a Hernández.

>>– ¿Acaso tiene vergüenza de abrazar? Lo veo bastante afectuoso siempre.

–N-no es eso…

Piaré sonrió, soltándolo y marcando las arrugas de sus ojos.

–Entonces no ponga esa cara.

En el momento en que el abuelo apoyó su frente en el hombro derecho de su nieto, Martín tuvo un certero mareo que le dio vértigo interno, pero no se movió. De hecho, le resultó familiar ese gesto y le provocó una suave sonrisa, confortado por el calor de la cercanía de Pampa; correspondiéndole de un modo tan natural que los acompañantes del país se miraron entre ellos confundidos.

–No recuerda eso– musitó el moreno en su oído, sin separarse.

–No. Pero se siente bien–respondió, con sus ojos verdes brillantes.

–Sentir es más importante que pensar– comentó entonces, alejándose–, esto es un gran triunfo de su parte.

–¿Triunfo? No es algo que pueda celebrar, después de tanto tiempo.

–Siempre tiene que celebrar lo bueno– caminó dándole la espalda con los brazos cruzados, contemplando el paisaje de la ciudad–. Y esto es el comienzo de algo mejor.

–Disculpame, Piaré…

El nativo volteó a verlo con curiosidad.

>>– ¿Es que no me odiás por todo lo que te hice?

El hombre parpadeó y con un gesto de comprensión entrecerró los ojos levemente, tomando el cabello largo para dejarlo a un costado del hombro. La mirada estableció un silencio tal que Hernández comprendió la señal, girando la vista hacia sus asesores y diciéndoles que los dejaran solos.

Cuando Martín ofreció la silla el cacique se sentó y esperó que su nieto lo hiciera en su sillón.

–Sigue preocupándose por cosas que no fueron su voluntad.

–Pero yo…

–Sé lo que siente. Yo también siento así. Pero el que convivan sus hijos con usted no lo hace igual a ellos– miró hacia la ventana, apoyando la barbilla sobre la mano con gesto distraído, contemplando como se movían esos humanos tan apurados en sus deberes dentro de sus cacharros de lata–. Es algo que noto las naciones jóvenes olvidan bastante a menudo. Como viven como ellos piensan que deben tener sentimientos y emociones similares. Es común sabiendo que están aquí todo el tiempo.

El rubio lo miró desconcertado e hizo un gesto de incomprensión con las manos.

– ¿De qué otro modo puede ser? No podemos escapar de esa compañía, y sentir a veces que somos así o al menos nos gustaría ser así, tener un solo sistema de emociones y racionalidad.

–Eso lo entiendo perfectamente. Y veo que usted también. Por eso no comprendo su pregunta, su miedo– lo observó–. Lo que ocurrió y que ahora llaman "historia" no dependió jamás de usted ni de mí; y no dependerá nunca de seres como nosotros. Ellos nos conciben, nos piensan y nos forman; el día que dejen de creer que son sus hijos, o se disuelvan como comunidad será... extraño. El proceso no es muy agradable.

Hernández hizo una mueca de amargura, porque sabía que por su causa Pampa había tenido ese proceso de desintegración.

–No dejo de sentirme culpable. En una época, no dejaste de tenerme bronca.

–Es muy cierto. Pero son emociones contagiadas de nuestros hijos, es su dolor el que nosotros expresamos como angustia, o sus cambios de ideas los que mutan nuestras perspectivas. Somos lo que quieren que seamos; es casi una cuestión de fe, como le dicen los cristianos– se señaló–. Es por eso que sé español y puedo vestirme como un paisano, visitante de tu ciudad. En una época para mí era impensable; en otra simplemente comencé a comportarme así. Como usted –lo señaló –. No hace muchas lunas su pueblo mataba a su pueblo por pensar diferente. Hace muchas más negó mi existencia. Ahora me reconoce, por eso mis descendientes pudieron recobrar su fuerza, y volví a tomar una figura humana y tangible.

Lo miró con atención, sus ojos azabache brillantes.

>>–Asumir que no somos humanos de carne real es difícil, pero es bueno distinguir las cosas cuando la situación lo requiere.

El rubio se apoyó sobre el escritorio, desarreglando su aspecto impecable en ese traje negro, jugando con la corbata azul entre sus dedos.

–¿Es por eso que me viniste a ver?

–En parte– sonrió–. Pero en realidad porque sólo ahora tuve la energía suficiente para venir y agradecerle.

Se señaló la sien.

>>–Está empezando a recordar, y es bueno ver que su gente comienza a preocuparse. Falta mucho más por re-descubrir, pero es gratificante notar que hayan tomado conciencia de lo que realmente sucedió con Don Fernández Carriedo.

–¿Entonces lo odiás a él?

Piaré-Guor quedó pensativo un segundo.

–Él es como nosotros, también producto de sus hijos. Lo único que resiento en alguna parte de mi ser es que eventualmente creyó ser su único progenitor. Eso… no sé, ¿serían celos?– lo miró confuso–; porque es verdad que le crió como es hoy, y que por él cambió para ser Argentina. Logró otorgarle conciencia de usted mismo… algo que creo jamás entendió y por eso no comprende hasta hoy la rebeldía. Pero no, en términos de emociones, no fue odio sino un inmenso dolor. Me engañó. Y a usted. Por ese engaño después sus hijos cometieron esos errores que me costaron el cuerpo.

El joven sonrió con algo de culpa.

–Es muy raro verte de nuevo, abuelo.

–Oh, es absolutamente extraño verlo tan grande y fuerte a usted. Pero aquí estamos.

Pampa se puso de pie y caminó hacia él, tomándole el brazo y alzándolo en el aire, como si midiera el balance de un arma.

>>–Heredó la forma de mis hombros y mi espalda, mis manos y el ancho de mis pies. Aunque tenga ropa que le cubra, puedo notar su silueta–lo soltó–. Esa sensación de dolor por hacerle olvidar esas cosas, y toda la penuria que le causó a usted recordarlas porque le era natural, es algo que ni mi pueblo ni yo jamás podremos compensar a modo de perdón a España.

–¿No es lo mismo que el odio?

–Usa esa palabra muy a la ligera, nieto. Es mucho más complejo que una reacción humana ante la tristeza y la destrucción.

El muchacho se peinó el cabello corto con los dedos tirándolo hacia atrás, sin poder contestarle de inmediato.

-¿Sabés? Cuando te vi llegar hace una hora escoltado por tus representantes a Casa Rosada y cruzaste el pasillo mirando todo, pensé que venías a vengarte de mí. No puedo sinceramente creer que estemos teniendo esta conversación.

–Un día de paz y un día de guerra– le contestó, acomodándose el cabello negro detrás del poncho–. Así son las cosas entre nosotros. Debe tener experiencia al respecto, por lo que pude sentir todas estas lunas desde el Otro Lado.

–Es que, es distinto. O sea, no tan distinto. Pero ellos crecieron conmigo, y los roces son inevitables– movió las manos recordando a sus hermanos–. Pero que vengás vos es absolutamente insólito.

–No, no lo es– dijo, con un tono suave y un brillo extraño en la mirada–. Esta conversación no debiéramos haberla tenido nunca, porque hubiera deseado que jamás fuese necesaria. Palabras que recuperamos después de… ¿Cuál es su edad?

–Doscientos, casi. Pero con vos no lo sé.

–Tiene un poco más, no mucho –sonrió–. A ojos nuestros aún son cachorros adorables que no saben sentarse bien en la silla que ocupan sus gobiernos– susurró sin ninguna intención ulterior más que de ternura– , pero está bien. Con el tiempo que les otorguen los dioses, van a aprender.

Un silencio confortable se armó entre ellos, y Martín no dejó de sorprenderse por esa presencia gallarda, vestida de ropas de campo con chiripá, botas y todo. Trató de simular su asombro durante toda la conversación, pero había sido imposible.
Piaré lo notó nervioso por eso pero, para su acostumbrado estilo burlón, lo dejó pasar solamente para divertirse con esas caras.

–Tengo mucho que aprender– dijo finalmente el joven, mirándolo a los ojos.

–Sin duda. Pero empezó por lo bueno: reconocerlo. Es medio fanfarrón con sus cosas, usted – Martín se puso rojo de repente–. Así que, así como yo por respeto visto estas telas largas y hablo su idioma, tendrá que hacer lo mismo por la cortesía. Y por su propia sanidad.

–No sé si voy a poder…

–Nadie dijo que sería fácil, nieto mío– sonrió con más ternura, palmeándole un hombro–. Pero empecemos por algo. Quiero que me haga mate y comer esas cosas que come usted, medias saladas. En los pasillos vi que todos sus hijos están con la calabaza y esos pancitos chicos, así que quiero uno– le pidió, cambiando la gravedad de la situación y su tono por casi un jocoso gesto que rompió la postura anterior; un cambio de humor bastante parecido al de Argentina.

El rubio parpadeó, pero en esa ocasión no pudo evitar reír. Como si esa charla trascendental no hubiese existido nunca entre ellos y fuera una visita de lo más normal, entre parientes. Eso es lo que intentaban volver a ser, después de todo.

Sí.

Unos mates serían definitivamente un buen comienzo.

~~~**~~~
Creo que rompí el hielo de no hacer fics. Es un alivio. Tres cositas:

-Argentina modificó su mapa el año pasado, ya que hay una anexión más del territorio antártico que le fue reconocido. Así que Tincho es más alto aún, casi como su abuelo :D

-Sí, este encuentro es posible porque según estuve leyendo en mis libros, desde 1980 al año presente la importancia de las temáticas originarias, su proclama de derechos y demás se multiplicaron tres veces más, por lo que ya hay organismos gubernamentales y ONGs que se dedican exclusivamente a la recuperación de esta identidad ancestral. Como ven, Martín está haciendo un gran esfuerzo.

-Con esto no le resto importancia a la identidad de Pampa como cultura autóctona. Sigo estudiándolo y a sus peculiaridades como pueblo originario, y por eso mismo creo que puedo mixturarlo en la actualidad, dadas las circunstancias socioculturales que atraviesa hoy mi país. Es casi un reflejo de lo que las comunidades descendientes de las tribus originarias han logrado en los últimos tiempos.

Oh, a propósito ¡Gracias por seguir al Ask Ancestros en tumblr! Estoy muy feliz por el interes :D. Pronto me pondré al día con todo eso.

¡Disfruten!

~

Ancestro Pampa / Abuelo Pampa / Piaré-Guor (c) :icongalatea-dnegro:

Argentina / Martín Hernández (c) :iconrowein:

:iconlatin-hetalia:
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Nalu011's avatar
Me muero, lo ame. Muchas veces me enoja que en bastantes zonas de la argentina no se reconozca nuestras raíces, por ejemplo en mi ciudad hace 400 años los españoles se traían guaraníes a pata encadenados como animales y ponele que del 100% quedo el 27% los pusieron en las barrancas a trabajar como mulas y los únicos que los defendían eran dos frailes. De mi casa los guaraníes estarían (si siguieran vivos, los conquistadores los mataron) a 8 cuadras, y no hay nadie que hable guaraní ni nada en esta ciudad. Yo me siento una ignorante por no hablar guaraní