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Regalos en las estrellas :APLH:

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Galatea-DNegro's avatar
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Era triste y extraño a la vez.

Por alguna razón no terminaba de acostumbrarse; intentaba buscar sus manos para mirarlas o sentir el césped bajo la planta de sus pies, marcados por la experiencia y el tiempo.

Pero nada tenía de eso, desde hace...

¿Cuánto?

Sin embargo, podía continuar corriendo. Más rápido que antes, con el soplido de la brisa y el viento de la tormenta, marcándole caminos que sólo él podía ver. Incluso más ligero aún en su forma de zorro, destilando haces de luz desde sus patas y mezclándose con el manto del cielo en los tonos azulinos de su pelaje brillante. Como si no tuviera cuerpo.

De hecho, había perdido su cuerpo.

No hubo un hecho concreto, o una causa. Fueron todas y ninguna a la vez. Lo último que recordaba con fuerza eran los ojos de aquel diablo blanco, verdes como su espesura, brillando de codicia tras su piel de metal; rodeado de los cuerpos de su gente y la gente de aquel, muertos en una batalla sin sentido.
Mas ese horror no terminó allí, sino que volvió a sentirlo con un nuevo dolor casi imperceptible para los humanos.

Sólo que, esa vez, los ojos verdes maliciosos fueron de su nieto.

Kalén, quien olvidó su propio nombre y se lo cambió para cambiar él mismo, lo único que había conseguido fue la extinción de la carne de su abuelo.

Era parte de los ciclos, y sabría que vendría el momento. Aun así...

Extrañaba caminar por la llanura, comer, dormir, ensuciarse y visitar a sus hermanos. Estar entre el mar y las cordilleras, la selva y los montes, subir las laderas, cazar y compartir la comida, los obsequios. Incluso escuchar las profecías mapuches, aprender de la marcialidad charrúa, disfrutar de la hospitalidad guaraní, la suntuosidad inca y comprender (¿temer?) la filosofía tupí, bribrí, y de todos los hermanos de Allá Arriba.

Cosas también cotidianas, como robarle la pipa a Senaqué o cambiar de lugar los ponchos de los machis que tanta importancia le daban a los colores para sus jerarquías. Los últimos tiempos fueron entrañables también, porque había aprendido a querer a su nieto nacido de la tierra.

Le hubiera gustado tomarse el cabello para recordar las trepadas del pequeño, pero no podía.

Para alguien tan activo y vital, esa nueva forma de existencia era bastante frustrante.

Aquello ocurrió hasta que en algún momento recobró la fuerza para manifestarse, observando el mundo desde los ojos de seres portadores de su sangre. Si bien no podía tener a Kalén como antes no había melancolía en su corazón, sino un pequeño alivio de verlo: El que pudiera estar allí se debía a que algo en el rubio había cambiado a su favor. Algo que no sabía que era.

(No importa, algún día hablaría con él.)

Ser más conciente de sí mismo también significaba poder volver a acercarse a los demás. Fue algo difícil al comienzo, hasta que descubrió que su forma de zorro era más apta para los traslados en los caminos espirituales. Luego se transformaba a lo que había sido y estaba junto con Keraná o Iracema, cuya sangre aún viva les daba estabilidad física; cuidando de sus hijos y sus costumbres, la cultura que se unía con la de las naciones herederas pero que se mantenía diferenciada, con una identidad firme.

Fue eso lo que las hizo sobrevivir. A diferencia suya.

Estar en ese plano intermedio ya no significó más el tedio de las formas invisibles. Podía contemplar mucho mejor la realidad, bajar y volver como el viajero que siempre le había gustado ser.

–Piaré-Guor, eres ciego y sordo a veces.

Apreciar las cosas también le enseñó a manifestar su voluntad y comprender que los lazos entre sus hermanos no habían sido destruidos, sino acallados.

– ¡Quédate quieto zorro, préstame atención y hazme caso!

Senaqué caminó a su lado a través de la llanura, atravesando las cadenas de las cordilleras nevadas. Se dirigieron en dirección al norte, hacia los antiguos territorios de Inca que hoy se habían convertido en territorio aimara. El sendero había sido trazado tantas veces que habían quedado luminosos surcos en el plano espiritual. Algunos eran infinitos y multidireccionales, como una red de venas doradas que cruzaban y unían todo el continente sur.

Caminos marcados por Pampa durante cientos de años.

Al llegar al sitio observaron todo en las formas animales con las que habían viajado. Entonces la pantera negra con sus ojos amarillos y enormes se sentó, moviendo la cola levemente para contemplar lo que tenían delante de ellos, en silencio.

–Esto no era así cuando crucé este lugar– comentó el zorro azulado echándose al lado del felino. Agachó las orejas y se recostó sobre la piedra arenisca.

–Hace mucho que no venimos a este lugar, inchalá.

–Es cierto.

En el siguiente parpadeo las formas humanas tomaron presencia, sentadas en posición de loto.

– ¿Puedes sentir si viene?

–No, está durmiendo –afirmó Piaré-Guor–, ¿Por qué haría semejante cosa?

Senaqué lo observó con los ojos que no habían cambiado de su forma animal.

–Debes hablarme en mentira. ¿No te das cuenta?

– ¿Qué debería saber?

El charrúa calló un momento y suspiró, rascándose la cicatriz que cruzaba todo su rostro.

–Eres rápido pero tan poco atento a veces.

–Si lo sabes dímelo, Senaqué-chaí– protestó frunciendo el cejo–, ya que me has traído hasta este lugar.

–Creí que al verlo te darías cuenta.

Enfocó de nuevo el paisaje con su eterno rostro ceñudo. Piaré lo miró hasta que se cansó y trató de pensar la razón de todo aquello. Pero no podía imaginárselo.

–Estar en esta forma hace que a veces olvidemos cómo funcionan ciertas lógicas– se defendió de repente, hablando en tehuelche–. Y ha pasado mucho tiempo ya.

Senaqué le dio una imperceptible sonrisa.

–Siempre he tenido que explicarte todo.

– ¡Deja de burlarte de mí!

– ¿Haces bromas todo el tiempo y no soportas una burla?

Si hubieran estado en sus formas corpóreas, Pampa se habría ruborizado.

–Esto es... diferente.

–Oh. Entonces comenzaste a comprender.

El pelinegro volvió a mirar hacia adelante.

–No lo sé...

–En lo fondo lo sabes– sonrió con ternura– nuestras formas de evocar cosas también cambiaron, y con ellas las demostraciones de cariño. Esto es lo que hizo por ti– miró hacia adelante–. No supo cómo acercarse en los tiempos en los que estuviste triste, silencioso por tu dolor de ya no estar más en forma humana. Recordó cuánto te gustaban los colores, así que tomó un día la determinación de cambiar este lugar.

Pampa miró la laguna roja delante de ellos, e interrogante volteó a ver a su hermano.

– ¿Cómo sabes todo eso?

–Soy el viento. Escucho a través del todo, y mis lazos llegan hasta la luz de todos ustedes.

>>Los escucho para saber si todo está bien como el guardián que soy del Este. El cambio que hizo produjo un eco en su ser y me alegré mucho de saberlo. Sin embargo, era tu derecho el darte cuenta, cuando decidieras volver a conectarte con nosotros.

– ¿Decidir?

–Siempre fue una cuestión de nosotros, Piaré-Guor. No perder esas conexiones. Espero que entiendas el valor que tiene ahora sostenerlas; es un bien, más allá de nosotros.

El silencio se abrió entre ellos pero ya no hubo más incomodidad. Tras un tiempo indefinido, los caciques se fundieron con el aire, el sol y la tierra, desapareciendo del ojo humano.

Senaqué fue el primero que retornó hacia su tierra, dejando a su hermano tranquilo para reflexionar sobre lo que había descubierto.


Al salir la luna, el zorro celeste echó oreja a tierra y cerró los ojos enviándole un mensaje al corazón lento que latía debajo, eternamente cerca de él; corazón que, en realidad, jamás había dejado de escuchar.

Besó la tierra, como una caricia en la frente dormida.

"Gracias por el regalo, Pillán-chaí"

Y sus patas ligeras se alejaron hacia un horizonte sin forma ni tiempo, perdiéndose entre las estrellas.


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Lo esencial es invisible a los ojos - El Principito

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Dedicado con mucho cariño a :icondarhia: (consideralo un regalo de felicitaciones ^3^), y a todos los que le gustan los ancestros.


+++ONLY SPANISH+++

CREDITOS:

Piaré-Guor / Abuelo Pampa, Senaqué / Abuelo Charrúa, menciones de Kalén / Argentina originaria © :icongalatea-dnegro:

Pillán / Abuelo Mapuche © :iconsweetvicious:

ACLARACIONES:

El ancestro de Benjamín está en proceso de desarrollo (yo lo robé de su nidito jurjur), espero que sepamos de él pronto 83. Gracias por darme el permiso, Sweet!~

NOTAS:

Existe un fenómeno interesante en el norte chileno, la laguna roja del desierto. Conversando sobre el tema, :iconsweetvicious: me dio un motivo que me pareció una idea genial, así que la desarrollé y la comparto con ustedes.

Infor sobre la laguna roja [link] & [link]
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Harumine's avatar
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